“Historias a la mesa”, la sala del Museo Histórico Nacional dedicada a la comida

Eugenia Mastropablo
7 min readAug 21, 2023

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Los cubiertos de San Martín, la taza de Justo José de Urquiza o el destapador de Juan Domingo Perón son algunos de los llamativos objetos que pueden observarse en la sala “Historias a la mesa” del Museo Histórico Nacional. Este espacio forma parte de un recorrido mayor llamado “Grandes éxitos”, que incluye otros temas como música y juego, el luto y objetos que cambiaron la historia.

“El año pasado empezamos con la exhibición ‘Grandes éxitos’. Lo que hicimos fue armar una muestra que no siguiera la tradición del museo que, en general, está organizado de forma cronológica y respetando los períodos históricos. Acá tocamos distintos temas y mezclamos las épocas. Uno de los subtemas que elegimos fue la comida y todo lo que gira en torno a ella”, explica Gabriel Di Meglio, director del museo e historiador.

Dentro de la sala, hay una veintena de objetos en exhibición que dan un pantallazo de cómo cambiaron las costumbres gastronómicas argentinas a lo largo del tiempo. Pueden encontrarse piezas prehispánicas, coloniales y otras de los siglos XIX y XX. “Nuestra colección es sobre todo del siglo XIX pero, en esta muestra, también tenemos, por ejemplo, un mate prehispánico o el destapador de Juan Domingo Perón. En la colección hay algunas rarezas como el retrato de una pareja noble austríaca tomando el té. Esa es una pintura europea que, si bien conocemos quién la donó, no sabemos el por qué. Sabemos que la pintura no habla tanto de la historia argentina, pero sí habla del té. Un producto que es central en nuestra historia de vida”.

Los motivos que llevaron a Di Meglio y su equipo a interesarse por la comida, la bebida y la vajilla son varios. “Me parece que ‘Historias a la mesa’ suma al recorrido porque cambia un poco el registro del museo, que está basado en contar momentos centrales de la historia argentina. Sobre todo, lo que uno aprende en la escuela. Lo más fuerte del museo es la declaración de la Independencia y el período posterior durante el siglo XIX. Reconstruimos piezas centrales de figuras importantísimas y de acontecimientos relevantes. No te olvides que acá, por ejemplo, tenemos el sable de San Martín”.

“Cuando te dedicás a la comida es algo mucho más liviano a nivel histórico. Es decir, nada de eso es un acontecimiento decisivo. Pero, a la vez, es una actividad humana central. Entonces, me parece que esta sala le da un registro más liviano, quizás más entrañable para el público. De decir: ‘Mirá, este salero era de San Martín’ o ‘esta es la copa en la que tomaba Urquiza’. Me parece que eso es simpático. Estos objetos permiten entrar a la historia de otra manera”, añade.

La idea de reunir estas piezas en una exhibición surgió en el marco de la “Semana de la comida histórica”, una iniciativa creada por el museo que incluyó no sólo recorridos por su colección sino también degustaciones y hasta una transmisión en vivo del programa Cocineros Argentinos (Televisión Pública). Las visitas guiadas estuvieron a cargo de Carina Perticone, especialista en historia de la comida, semióloga y asesora del restaurante Anchoíta.

Con ánimos de que la actividad traspasara los muros de la institución, el equipo invitó a 35 bares y restaurantes de la zona para que se sumaran ofreciéndole al público distintas recetas tradicionales. Entre ellos, dijeron presente la Pulpería Quilapán, que sirvió pastel de choclo, el Bar Seddón con su carbonada y Café San Juan, donde se pudo probar el tradicional gigote.

“El año pasado organizamos la ‘Semana de la comida histórica’ donde le propusimos a varios restaurantes de San Telmo que prepararan, justamente, un plato histórico o de larga tradición. Nosotros les facilitamos algunas recetas antiguas. También decidimos acompañar esa iniciativa con nuestra especialidad, que es el museo. Así fue como armamos esta pequeña sala dentro de la exhibición ‘Grandes éxitos’. Ahora el espacio ya quedó establecido”, detalla Di Meglio. Además, debido a la buena recepción y el interés del público, este año las actividades volverán a realizarse.

Con respecto a cuál fue el criterio de selección de las piezas, el historiador cuenta: “El equipo del museo fue mirando nuestra colección, que es muy grande y rica. De allí, fueron seleccionando los objetos que les parecían adecuados. También tuvimos que tener en cuenta el espacio de la sala. Intentamos combinar distintos tipos de utensilios. Tratamos de colocar uno de cada tipo. Por ejemplo, una guisera, una taza, un cubierto, y que todos fueran de personajes distintos. Tenemos un montón de cosas de San Martín o de Bernardino Rivadavia pero pusimos una sola. Intentamos que estuvieran presentes muchos de los nombres conocidos de la historia escolar. También hay algunas cosas de Sarmiento”.

Una de las piezas más llamativas de la exhibición es una jarra con el rostro de Bartolomé Mitre. Este tipo de vajilla se llama “explícita” y, según señala el nomenclador de la sala, “tenía un lugar central en la vida social y se la usaba para transmitir mensajes e imágenes de figuras políticas”. También se la conocía como vajilla “parlante” y recuerda a los vasos “tiki”, muy de moda en la actualidad para servir cócteles.

Profundizando en el contexto en que esta pieza fue entregada al ex presidente argentino a principios del 1900, Di Meglio explica: “Es una jarra muy particular. Además, tiene un detalle que la vuelve muy especial y es que a Mitre le pegaron un tiro en la frente y eso lo dejó con una cicatriz para siempre. Y bueno, en la jarra aparece esa marca. Es un objeto que data ya del siglo XX, cuando él era una figura muy popular en Buenos Aires. Ya no era políticamente importante pero sí seguía siendo una persona muy respetada. Fue como una especie de homenaje para alguien que estaba llegando al final de su vida”.

“También tenemos expuestas unas tazas con la cara de Urquiza. Hay un juego entero de esas, aunque en la sala exhibimos sólo una. Muestra el momento en que vence a Juan Manuel de Rosas y tiene una leyenda que dice ‘libertador’. Además, pueden verse platos que pertenecieron a Rosas que dicen ‘federación o muerte’ y otros ‘viva la federación’. Estos platos fueron importados de Inglaterra pero las consignas se imprimieron acá”.

Con forma de elefante y confeccionado con asta, el destapador de Juan Domingo Perón también resalta en la vitrina. Este llamativo objeto sirve como excusa para hablar sobre la industria cervecera en el país. “Durante el período colonial, las principales bebidas alcohólicas en el Río de la Plata eran el vino y algunos aguardientes y licores. La cerveza se bebía poco, a veces era fabricada a nivel local pero, mayormente, se importaba. Esta bebida fue un lujo hasta que empezó a producirse sistemáticamente desde mediados del siglo XIX. Desde ese momento, no paró de crecer. El consumo se multiplicó por millones de litros a lo largo del siglo XX”.

Otro de los objetos destacados de “Historias a la mesa” es un escritorio de roble que perteneció a Juana Manuela Gorriti, considerada la primera novelista argentina. “Fue una gran escritora del siglo XIX. Además de escribir cuentos y novelas, también es la autora de un recetario muy famoso que se llama ‘Cocina ecléctica’”. Para redactar esta publicación, Gorriti “convocó a amigas y parientes para que la nutrieran de recetas”. El registro señala que la autora logró reunir a 177 mujeres que aportaron sus ideas, trucos e instrucciones para preparar un total de 244 platos.

Al recorrer la sala no sólo se aprecia la belleza y el trabajo artesanal de las piezas, sino que también se puede aprender sobre los antiguos modos de consumo; los conocimientos y técnicas de fabricación y cuáles eran los materiales disponibles en cada época. En este sentido, resultan ilustradores los identificadores de bebida de Urquiza que hablan de vino “maderia” (por madeira), de vino “burdeox” (por Burdeos) o de “champagn” (por champagne). “En estos rótulos se puede adivinar la pronunciación que se hacía de estas variedades”, cuentan en la sala.

Con entrada libre y gratuita, el Museo Histórico Nacional abre de miércoles a domingo y cuenta con visitas guiadas. “Para mí siempre es importante recordar es que se trata del museo histórico más antiguo e importante del país y que es gratis”, concluye Di Meglio a modo de invitación.

Nota publicada en el diario La Nación.

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Written by Eugenia Mastropablo

Periodista. Escribo sobre Gastronomía, Arte y Espectáculos.

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